viernes, 25 de septiembre de 2009

DIARIO DE UNA ASESINA CAPITULO 5

Abrí la ventana permitiendo que la brisa penetrara en la habitación, era una prisionera, me gire y vi un sobre tirado en la habitación, lo abrí cuidadosamente y vi que había dinero y una tarjeta de crédito con mi nombre además una carta
Bella:
No sabemos cuánto tiempo estarás en esta situación, así que te dejaremos en libertad de utilizar el dinero y una tarjeta para algunos caprichos, utilízala bien y compórtate te necesitamos ahí, todos dependemos de ti en estos momentos.
Marco
Lo guarde de nuevo entre mis cosas, era lo menos que podían hacer por mí, ya que me estaban encerrando con unos locos que renunciaban a una existencia con plenitud, en cambio se condenaban ellos mismos a consumir solo sangre de animales asquerosos, se abstenían de la delicia de la sangre humana, de solo pensar la garganta me quemaba.
Me deje caer en la alfombra de la habitación, cerrando mis ojos dejando que mis sentidos se acostumbraran al lugar, escuchaba la brisa, el correr de los ciervos y el latir de sus corazones, el olor de los arboles, y un aroma dulce, era del dueño de aquella habitación la que estaba al otro extremo del pasillo, era embriagantemente exquisita.
Llegaron a mí las voces de los demás miembros de esta casa, era sobre la escuela??, que demonios, como era posible que discutieran de algo tan repugnante, acaso estaban dementes?, si eso ya lo había comprobado, me habían abandonado con unos locos, mi “vida” no poda ser mejor, el dulce aroma sobrepasaba a los demás y de pronto escuche la puerta abrirse con sumo cuidado como si no lo escuchara
-Que jamás te enseñaron modales?, se debe de tocar-dije mordazmente sin mirar
-Lo lamento, solo quería asegurarme-escuche una voz maravillosa y mi celda se vio embriagada de ese aroma abrí mis ojos y me levante para ver quien había entrado en mi habitación y era el dueño de ese aroma tan peculiar, aun de pie recargado en el marco de la puerta se encontraba Edward, si así se llamaba, me observaba con el semblante serio sus ojos mostraba su desagrado
-Asegurarte de que seguía aquí encerrada?, si sigo aquí
-No creas que es de mi total agrado tener que vigilarte
-Solo vete y olvídate de que estoy aquí, nos aremos un favor mutuo- me levante
-No lo hago por ti si no porque Carlisle me lo pidió
-Me apetece una ducha así que vete
-Sabes lo que es eso?-pregunto divertido, por quien me tomaba? como una ignorante, sabía que era algo de humanos, pero no negaba que relajaba mi cuerpo, su sonrisa burlona me enfureció, como se atrevía a burlarse de mí.
-Claro que lo sé, crees que solo ustedes que son una vergüenza para nuestra especie lo saben?, no te creas tan sabio, no somos ignorantes solo sensatos, aunque tú no puedes decir lo mismo al respecto - una sonrisa de triunfo y arrogancia se formo en mi rostro, sus ojos eran de un negro intenso, se acerco a mí y de manera violenta me tomo de los brazos para levantarme y dejarme a su altura, su aliento choco contra mi rostro era aun mejor que el aroma que desprendía su cuerpo
-Jamás vuelvas a llamar a mi familia ignórate o que son una vergüenza, el que no seamos asesinos como tú no te da derecho, somos mejores que los de tu clase
-Solo llamo a las cosas por su nombre- si creía que por su agarre me iba a sentir cohibida estaba mal, mi sonrisa se hizo más grande, sus manos se cerraron mas alrededor de mis brazos casi lograba hacer sentir un poco de dolor, pero no se lo dejaría saber
-Si eso crees de nosotros porque estás aquí?
-Recuerda que no estuve de acuerdo, se me obligo, crees que me hace feliz tener que rebajarme al estar con ustedes?- esta vez no pude evitar hacer una mueca me estaba lastimando de verdad, sus ojos ardían en furia, pero parece que se dio cuenta de ello, porque me soltó de inmediato sin nada de tacto he de admitir
-Simplemente lárgate-me dijo antes de salir por la puerta, me quede ahí en medio de la habitación, me había lastimado, pero lo que más me sorprendió fue el gran apego que tenia con su grupo, como si fuera realmente su familia, era una lástima que fuera un vampiro cobarde, temía alimentarse de manera real era un desperdicio.
Me duche y cambie, me coloque mi pantalón favorito, una blusa negra que hacia contraste con mi piel y mis tenis, fui hasta la ventana, dejando que aire jugara con mi cabello, cerré los ojos de nuevo, dejando que los diferentes aromas me invadieran, escuche la discusión que tenia Esme con Edward sobre su comportamiento, él estaba ya más calmado pero enojado aunque no me importo sonreí , estaba encerrada contra mi voluntad, lo cual es más que obvio, así que debería de divertirme de alguna manera y molestando a estos vampiros inferiores era la mejor y única opción.
Respire profundo y un aroma delicioso entro en mi, abrí mis ojos y respire de nuevo para comprobar era humano, me concentre para ver de dónde provenía, hacia el norte por lo tenue del aroma debía de estar a unos 8 u 11 km, mi garganta me exigía, que delicia me resistí un momento para analizar mis opciones, para cuando se dieran cuenta ya me abría alimentado, camine rápidamente hasta colocar mi espalda en la pared, si saltaba de donde había estado caería en línea recta y según recordaba fuera de la cocina, donde estaría más de alguno, pero si me impulsaba podría llegar entre los árboles y de ahí correr, tome vuelo y salte, de algo me había servido saltar en competencia con Demetri, caí con gracia y corrí en dirección hacia donde sentía el aroma que secaba cada vez mas mi garganta, estaba cerca lo sentía el aroma se hacía cada vez más fuerte, escuchaba el recorrer de la sangre y los latidos eran normales solo lo asustaría un poco, dejaría que corriera para escuchar el latir acelerado de su corazón por el pánico, mi presa sería fácil las raíces sobresalían caería y el pánico se apoderaría de él, que divertido me coloque detrás de un árbol, lo vi estaba recogiendo leña, si era así no era el único, lo casaría a él y de ahí buscaría a los demás, era mi día de suerte, un campamento, después de todo no había sido tan mal día, lo vi darme la espalda, vi un ciervo que se acercaba, el humano también lo escucho y corrió seguro por su arma, era ahora o nunca, salí de mi escondite pero al instante fui derrumbada gruñí, vi al que había truncado mi casería y estaba sobre mí, era él, era Edward, quien me sostenía las manos, detrás del apareció el grandulón, las miradas de ambos era de furia
-Suéltame-exigí , mi presa se había escapado, pero aun tenía la oportunidad de alcanzarlo
-Que pretendías?-me dijo sin soltarme, me levanto pero no me libero
-Charlar, sabes estaba muy aburrida, y quería ver si le apetecía tomar una taza de té-dije sarcástica, mientras me movía intentando librarme de sus manos.
-Por quien nos tomas niñita?
-Si ya sabes la respuesta, no veo por qué preguntar, o es que, se querían unir a mi cena
-Aquí no puedes cazar, estas bajo el cuidado de Carlisle, él te dejo en claro las reglas, creías que no nos daríamos cuenta
-Honestamente me sorprendieron, no creí que se dieran cuenta, por el tamaño diminuto de su cerebro
-A quien le dices que tiene un diminuto cerebro
-Todos ustedes- respondí con una sonrisa
-Te dije que no insultaras a mi familia
-Debemos llevarla de vuelta, no me agrada, pero es nuestra responsabilidad
-Déjenme-intente zafarme de sus manos, pero parecían rocas, de haberlo querido lo hubiera hecho pero algo en mi me lo impedía, sabía que no debía de utilizar toda mi fuerza, debía de fingir ser un tanto débil
Nadie dijo nada en todo el trayecto de regreso, Emmet abrió la puerta ya estaban todos esperándonos, Edward me soltó bruscamente pero no caí.
-Tranquila Esme, llegamos a tiempo, bueno Edward llego, es lo bueno de que sea el más rápido, de lo contrario habría lograd su cometido
-Las reglas fueron claras, te defendí cuando Edward hablo conmigo de tu comportamiento tan grosero y…
-Ahórrate tus regaños, no eres nada mío, y tampoco te pedí que me defendieras-la interrumpí intente irme de nuevo a mi habitación, pero Emmet me había tomado de mi brazo derecho haciéndome regresar, e hizo lo mismo que Edward, me tomo de ambos brazos y me coloco a su altura
-Jamás le vuelvas a hablarle así a Esme, discúlpate
-No, y bájame ahora
-Emmet, déjala
-Lárgate de nuestra vista, y no intentes nada estúpido de nuevo lo sabremos
Me fui a mi habitación rápidamente, cerré la puerta de golpe, y me deje caer de nuevo en el suelo, había estado tan cerca, como se darían cuenta de lo que intentaba, la garganta me ardía tenia sed.
Intente distraerme abrí de nuevo mi maleta y saque mi ipod, otro de mis caprichos humanos, innecesario había dicho Heidi, pero mi salvación en estos momentos, deje que la música sonara en mi cabeza, cerré mis ojos solo intentaba imaginar que estarían haciendo sin mí en Volterra, de seguro estarían vagando en las calles en busca de alimento y yo aquí encerrada, tome uno de los libros que tenia gracias a una de mis presas, jamás creí que me vería en la penosa necesidad de distraerme de tal manera, pero aquí estaba una de los vampiros más poderosos he invencibles comportándose como una humana de lo más patética, escuchando música en su ipod y leyendo Orgullo y Prejuicio, lo sé qué bajo había caído, y solo en unas horas.
El aroma de nuevo llego a mis sentidos, escondí el libro bajo la alfombra cerré mis ojos, como si fuera posible fingir dormir, yo no dormía jamás, punto malo del ser vampiro, no pude evitar fruncir mis labios, agudice mi sentido y lo escuche abrir la puerta, pero no hice ningún movimiento, permanecí como una estatua, se acerco a mi lo sé, porque escuche sus pasos, tomo mi brazo pero esta vez no fue como las únicas que lo había hecho, esta vez fue como una caricia abrí mis ojos y me encontré con los de él, aun tenía esa mirada molesta.
-Que es lo que quieres ahora?

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